CAMINO De JAVIER FESSER


Pertenecer al Opus Dei implica, entre otras muchas cosas, renunciar a ser completamente libre para seguir a rajatabla las indicaciones de un camino predeterminado con premeditación y alevosía. Un camino a recorrer con piloto automático: el de Monseñor Escrivá de Balaguer.

Ese camino es el que reproduce con irreprochable objetividad y sin excesiva acritud Javier Fesser. Un camino anacrónico, retrógrado y fundamentalista, pero real al fin y al cabo. Multitud de personas vinculadas al entramado de la Obra en algún momento de sus vidas podrían corroborar taxativamente mi aserto. Personas que reniegan y abominan de ese traumático pasado. Entre ellas, mi esposa.

No considero, pues, que Fesser se haya cebado desproporcionada mente con el Opus ni que en ningún momento su película manifieste indicios de panfleto o apologéticos. Insisto en reiterar que su imparcialidad me parece encomiable y que lo que el espectador contempla no es más que un modélico extracto de los principios y el ‘modus vivendi’ de cualquier familia inscrita en dicha secta. Ni más, ni menos. 

Respecto a aspectos puramente cinematográficos destacaría la exquisita sensibilidad con la que se nos esboza esa historia de amor adolescente, las brillantes interpretaciones del trío protagonista (especialmente esa encantadora niña, Nerea Camacho) y el espléndido planteamiento visual de su joven director. También me ha sorprendido gratamente la presencia de ciertos elementos absolutamente extemporáneos (indumentaria, cámara de Super-8, papel moneda en pesetas...) que no hacen más que subrayar con sutileza y acierto el carácter decrépito y caduco de la mentalidad del Opus Dei . 

Lamentablemente, el dramón hospitalario incluye algunos momentos ñoños  impiden otorgarle un notable alto. Aún así, recomiendo “Camino” a todo aquel que quiera conocer algo más de cerca las poderosas garras del Opus y sus mecanismos de persuasión y financiación.



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